Origen e historia de la raza
Perro pastor, el Rafeiro ha participado tradicionalmente en la transhumancia de los rebaños entre la región de Douro y la de Alentejo. Durante siglos, escoltó a los corderos, protegiéndolos de los ataques de los lobos a los que este perro no temía afrontar. Luego, poco a poco, sus grandes capacidades de defensa empujaron a grandes terratenientes del sur a utilizarlo para la guardia.
Sin embargo, ha habido que esperar hasta mediados del siglo XX para que esta gran raza de perros fuera reconocida. Amenazada de extinción en los años 60, sobrevivió gracias a la pasión de unos aficionados a esta raza, particularmente de la región de Monforte. Hoy, su población está en crecimiento y la raza no parece que siga amenazada.
Temperamento y carácter
El Rafeiro es un perro tranquilo. Tan tranquilo, que hay quienes piensan que duerme demasiado. Pero no por ello es un perro indolente. Esta calma es sólo la manifestación de la gran confianza que tiene en si mismo. Si un intruso aparece, con un único ladrido, poderoso y grave, bastará generalmente para ganarse el respeto. Estos ladridos pueden provocar problemas de vecindad, porque suele marcar su territorio a menudo.
Es particularmente vigilante de noche, mientras la familia duerme, él vela por ellos. Pero, aunque es un perro de defensa, no ataca fácilmente a los transeúntes ni a sus congéneres. En cuanto a los niños, los adora. Requiere de una educación estricta y solida.
Características físicas
Su cabeza presenta un ancho cráneo, abombado éste, aunque proporcional a su corpulencia. Sus ojos son oscuros y sus orejas triangulares de tamaño medio, plegadas en la base y colgantes. Posee un fuerte y corto cuello, con papada. Su tronco, robusto, es voluminoso y musculoso. El pecho es ancho y profundo. La cola, larga y encorvada, es de implantación media. Pelaje espeso, rígido y denso, de color negro, leonado o amarillento, con una distribución simple, rayada o moteada de blanco.